Facebook no me acaba de convencer

Una amiga me dijo un día que se había apuntado a clases de swing y había agregado como amigo a un compañero de baile que era muy majo y que estaba bastante apetecible. Acto seguido, entró en su cuenta de Facebook, y a través de ella, en la del chico, para enseñarme una foto del apuesto danzarín. Y menos de 10 minutos después de haber oído hablar del susodicho por primera vez en mi vida, ahí me encontraba yo, viendo un montón de fotos del chaval (que por cierto sí era un bomboncito como para tenerlo amarrado en una pista de baile, dichoseadepaso) de fiesta con sus amigos, en la playa con el perro, en bici de excursión por nosedonde. Me enteré de que estaba soltero, de cuales eran sus gustos musicales, cinéfilos y literarios, de cuántos amigos tenía y de cómo le gusta comerse el pollo o yo que sé!!, porque ya me dio mucha vergüenza seguir de mirona en la página personal de un completo desconocido.

Y resulta que lo ha puesto él, porque quiere, porque le gusta!!

Vale, vale, mira quien fue a hablar, que yo tengo un blog personal, pero aunque esta soy yo, en realidad nadie sabe quien soy, excepto mis amigas que igual después de comentar en uno de los posts, me llaman o vamos a comer juntas a los dos días. El resto de personas que leen las mamarrachadas que se me ocurre publicar no saben mi nombre, no conocen mi aspecto, y mucho menos el aspecto de los míos, que no tienen la culpa de que a mi me dé por hacer el chorra en el ciberespacio. Esto en las redes sociales no pasa, al menos no en general. En general, todo el mundo se expone de una forma alarmantemente abierta, y no entremos ya en las webs esas de “vota mi cuerpo” y cosas así. Un día me envió un compañero de trabajo un enlace para que le votara, y todavía me dura el descojone y la vergüenza ajena. Chavales y chavalas con la autoestima tan por los suelos y el cociente intelectual tan bajo mínimos que publicaban fotos suyas pseudosexys (a cualquier cosa le llaman sexy hoy en día, si Steve Mcqueen levantara la cabeza) con la esperanza de que perfectos desconocidos les dedicaran un poco de atención.

Y luego Twitter, que tampoco le veo la gracia. Un famoso enganchado a publicar cada 15 minutos una chorrada para que miles de fans, detractores o gente sin nada mejor que hacer esté todo el rato pendiente de su vida, de sus quehaceres y de sus opiniones.

¿No te basta que escriba una columna semanal en un periódico? ¿Una entrevista en una revista con motivo del estreno de su última película? No sé, a mi me encanta Angelina Jolie, o Nicky Hayden, pero no me interesa en absoluto saber qué han comido hoy, con quien van a pasar la tarde o lo que opinan sobre el problema de Palestina. No son mis amigos. Bueno, he de confesarlo, no me importaría que Nicky fuera mi follamigo una temporadita, je,je.

Lo que me faltaba es que a través de mi cuenta de Facebook intentaran contactar conmigo examigos, exnovios, excompañeros de instituto…exloquesea. Vale que no les agregas y punto, pero ¿qué necesidad tengo de saber que ese novio al que le puse los cuernos un par de veces y acabé dejando por soso y por pringao quiere contactar conmigo 10 años después? Quita, quita!! Será igual de soso y pringao pero más calvo y gordo. Seguro. Y encima querrá que nos veamos para ponernos al día. Ufff.

Yo me quedo con mi blog que me sirve de terapia, de hobby, de punto de encuentro, de válvula de escape…sin compromisos ni pretensiones. Ahí, manteniendo el misterio ; )

Ah, sí, y la foto de David Gandy ya sé que no tiene nada que ver con el tema, pero es taaaan absolutamente guapo que no he podido resistirme. Machote!! Que tienes unos ojos tan bonitos que te comía toda la p...!!!

Ja,ja,ja, que viva la primavera.