13.7.11

Mis siete pecados capitales

Tengo una teoría personal y absurda, de esas que se te ocurren en medio de una reunión aburrida cuando el ego de un directivo lleva 15 minutos hablando de sus cosas, sobre los siete pecados capitales.

Creo que cada uno de nosotros lleva dentro de sí uno de ellos acechándole. Un pecado capital que nos domina y nos corroe y contra el que los que queremos ser buenas personas pasamos la vida luchando para que no salte fuera de nosotros y se adueñe de nuestros actos.

Esto me sirve de excusa para presentar algunos magníficos cuadros de mi época pictórica favorita.

Podría ser la Envidia. Envidia que desatada y fuera de control te empuje a lanzar rumores falsos para arruinar la reputación de alguien a quien en el fondo te gustaría parecerte, a poner zancadillas ante los méritos ajenos para llevarte tú un ascenso que no mereces, ….. No. No me veo cargando con ese.

Podría ser la Avaricia. Avaricia que te lleva a empeñarte hasta las orejas para tener mejor coche que el vecino, mejor casa que tus amigos, mejor trabajo y más sueldo que tus hermanos para poder darles en las narices a todos en las reuniones familiares y que sea la envidia el pecado que les corroa a ellos. No, creo que este tampoco es el mío.

Podría ser la Soberbia. Soberbia que te invade cuando constatas que eres más inteligente, más atractivo, más exitoso, más elegante y tienes las piernas más largas que cualquier otro invitado a la fiesta. Y levantas la cabeza ante tal grupo de memos y te dejas hacer la pelota por payasos deseosos de una pizca de tu luz. No soporto a los pelotas. Paso.

Podría ser la Lujuria. Grrrr…¡¡Podría ser!!! Esos cuerpos esculturales sólo para mi…esos hombres impresionantes rindiéndose a mis encantossssss…Lujuria que desatada te consume, te hace mentir, engañar, traicionar, faltar al respeto, hacer cosas a escondidas, pagar por sexo con extraños, tener un hijo sin estar segura de si es de tu marido o de algún otro y sentir remordimientos toda tu vida por ello (o no sentirlos, que no sé que es peor) …No. Soy una cachonda redomada pero la lujuria no es mi pecado.

Podría ser la Gula. Utilizar la comida como consuelo, como sustituto, como amante. Sufrir si no comes y arrepentirte si lo haces. Ne-ce-si-tar un determinado alimento, como si fuera tabaco. No, yo creo que como para sobrevivir, me sirve cualquier cosa. Creo que la gula tampoco es el mío.

Podría ser al Pereza. ¿Será este? La verdad es que con el sueño sí tengo una relación de dependencia. Dormir es uno de los pilares fundamentales de mi vida, y cuando duermo mal, el mundo se me derrumba…Pero Pereza de esa que te impide estudiar una carrera, buscar un trabajo, tener una relación estable o un hijo aunque te apetezca porque cualquiera de esas cosas te ata e implica obligaciones…No, de esa no tengo.

Podría ser la Ira. Ira. No cabreo, gritos, enfados, insultar a un conductor que te hace una pirula, no. Ira. Una serpiente negra que te sube por las tripas a veces invadiendo tu alma, encogiendo tu estómago, acelerando tu pulso. Un fuego terrible. Temblores. Sienes que palpitan. Ganas de explotar. Explotar fuerte y arrasar con todo lo que tengas por delante. Aunque caigas tú también en la explosión. Aunque lo que pierdas sea mayor que lo que ganes. Gritar. Golpear. Destruir hasta quedarte sin fuerzas. ¡Coño! ¿A que va a ser la Ira??

1 comentario:

  1. Jeje, el mío es la lujuria, sin ninguna duda. Por lo demás, muy buenos los comentarios y magníficos los cuadros. Besotes.

    ResponderEliminar