El Síndrome de la Tía Superbuena

Me caen como el culo las tías superbuenas. No tengo nada en contra de las guapas, de las que tienen un buen tipo, de las que tienen clase, de hecho me fijo en ellas para copiar looks o maquillajes, pero patearía el culo con ganas a esas que están taaaaaaaaaaaan superbuenas que van mirando a todo el mundo por encima del hombro como diciendo: tendría que cobraros por mirarme, setas.

Soy fan de los ojos de Angelina, los andares de Charlize Theron, el culo de Paz Vega, del marido de Elsa Pataky, ¡ay, no, que estamos hablando de ellas…Y de Giselle Bundchen entera. Quiero decir que esto no es una crítica sistemática a todas las guapas del planeta, sino una colleja cibernética a las Barbies de laboratorio que se creen descendientes directas de la mismísima Afrodita (bueno, si les llegara para saber quien es, claro)

Y el caso es que la mayoría de las veces están prefabricadas: extensiones y tinte a saco en el pelo, tetas y labios (y a veces nariz también) operados, piel bronceada por rayos uva, dientes blanqueados, uñas de porcelana, tres kilos de maquillaje, pestañas postizas, 20cm extra de altura por las plataformas…Empiezas a quitar postizos y al final te sale Terelu.

Abundan sobre todo en garitos de la parte pija de las grandes ciudades, o trabajando al otro lado de la barra u oteando engominados con descapotable a este lado. Más de una vez he entrado con alguna amiga a un garito de esos porque estábamos cenando por la zona, y tras constatar que éramos las únicas con pecho natural y ganas de bailar del local, (estas no bailan, sólo sostienen copa y esperan a que les entre el adecuado) nos hemos largado inmediatamente no sin antes recibir media docena de escaneados en plan: ¡¡pordiosss, quitaos de nuestra vista, biológicas, que algien les ponga uñas de porcelana o algo a esas dos YA!

También las he visto actuar con los tíos y ahí sí es cuando me gustaría pegarles un capón bien dado en esa melena teñida, alisada, planchada y mate (les tiñe el pelo su peor enemiga) Vale que están cansadas de que les entren doceeeeeeenas de tíos cada vez que salen de casa. Vale que están aburriiiiiiiidas de estar taaaaaan buenas y de que todos los hombres con los que se cruzan cuando salen de caza se quieran acostar con ellas. Vale. Son unos Babosos Borrachos y Plastas, lo sabemos. No te respetan como mujer. Vale. No ven más allá de tus tetazas. ¡Qué cerdos son! Vale. O espera. Quizás los desprecian por dos razones extra: Una, porque su pululante presencia les puede espantar al baboso, feo y normalmente viejuno (pero engominado y con descapotable) de turno que las haga subir de nivel y las lleve a una fiesta privada en donde podrán cambiarlo por otro con un descapotable más grande, o mejor por uno que tenga yate.

Razón dos. Porque en realidad, no se les acercan más que los babosos pesados borrachos y están hasta los ovarios de ellos. Esos sólo quieren tirárselas, no les sirven!! No ven en ellas la modelo-actriz-cantante-presentadora que llevan dentro, ni tienen contactos para lanzarlas al estrellato (después de tirárselas, claro)

Bueno, también se les acercan los Viceversos, es decir, sus equivalentes masculinos, pero estos no son útiles más allá de lucirlos un par de meses, porque son iguales que ellas. Sólo se preocupan de si mismos y no quieren ni hablar de comprometerse si no hay descapotable de por medio.

Los tíos normales, los deportistas (no hablo de futbolistas de 1º división, que suelen ser el sueño dorado de la Super Tía Buena como novio que la lance a los medios, sino de chicos que hacen deporte) esos que quieren algún día, algún día muuuuuy lejano, no se me asusten, allá cuando cumplan 40 años o más, encontrar a alguien con quien envejecer y compartir su vida, normalmente no se les acercan, también por dos razones.

La primera, evidente. Porque sólo quieren tirárselas (como todos. Si es que están taaaaaaaaan buenas, las pobres…) y saben que antes incluso de llegar hasta ellas, los van a despreciar, los van a mirar como si fueran calamares pringosos que manchan sólo de tocarlos y aunque les encantaría arriesgarse por pegar un polvo con semejante pivón,¿? (Vale, no me burlo de vuestros instintos más primarios, también hay chicas que creen que el tal Rafa Mora ese es un tesoro) saben que lo tienen crudo y pasan de humillarse intentándolo.

La segunda, porque en muchos casos en el fondo a los tíos normales no les gustan las tías tan artificiales. En eso no somos tan distintos. ¿Cómo besas, abrazas, arrugas sábanas, sudas e intercambias fluidos corporales con una tía que lleva extensiones en el pelo, pestañas postizas, dos kilos de joyas, tres de maquillaje, medio kilo de silicona en cada teta, otro tanto en los labios, tres o cuatro piercings, uñas falsas, medio bote de perfume, otro medio de espuma para el pelo…? Yo desde luego, no sabría por donde empezar.

Y todo esto, hablando de petardas que aún no han cumplido los 30, o al menos no los 35. Porque lo peor que le puede pasar a una Super Tía Buena es envejecer. Lo llevan fatal. Todos esos postizos quedan aún más como el culo cuando las líneas de expresión empiezan a marcarse y aparecen las manchas si te has pasado con los rayos uva. Y como han hecho de su físico el pilar que marca el resto de su vida, las pobres están jodidas. Cuando acabe su lozanía su mundo se va a venir abajo porque no saben que su futuro a largo plazo va a ser provocar tanta grima como antes erecciones.