22.3.12

De vocación, sus labores

Estaba el otro día meciendo a mi recién llegada con la mirada perdida a través de la ventana y el alma en paz, cuando del otro lado del patio de luces, una chica se asomó a tender la ropa. No la vi muy bien, pero parecía una chica (no una señora, se entiende) pero había algo raro, algo que no me encajaba, algo que me sacó de mi ensimismamiento. ¡La tía llevaba puesto un delantal!! No “sólo” un delantal, en plan porno-chacha, sino ropa y encima, un delantal!! Una chica haciendo sus tareas de la casa, ¡en delantal!! Menuda profesional!!

Ahí ya agudicé ojo e imaginación en plan Maruja desfaenà. La chica del delantal tendió perfectamente toda la ropa, que era toda oscura, sin que se le hubiera colado ni una miserable camiseta amarilla o unos calcetines blancos como me pasa a mi continuamente. La tendió perfectamente, ordenada y puestecita como en un escaparate y apuesto a que olía todo a suavizante y no se le había quedado ni una mancha sin sacar. Qué profesional.

Ojo, que no estoy criticando, igual la tía es ingeniero aeronáutico, es sólo un poco de cachondeo desde mi ignorancia supina respecto a las tareas del hogar. Lo reconozco, yo soy un desastre como ama de casa. No me gusta, no lo soporto, no entiendo de manchas, limpiar polvo ni dejar brillantes los azulejos o la vajilla. No me interesa. Parte de mi exigua paga se va en una señora que limpia y saca brillo a lo que pilla por ahí en medio. Y ruego a Dios que no se muera nunca, porque no podría pasar sin ella. Sé que tengo un delantal y una plancha y un juego de café en alguna parte porque cuando me independicé me los regalaron aunque ya advertí que no pensaba usarlos (el delantal no lo encontraría aunque lo intentara, la plancha tiene telarañas y yo no tengo camisas y prefiero el café de bar) Cada uno tiene sus aptitudes y entre las mías no se incluye saber cómo se descongela una nevera.

Hay chicas (como al parecer mi recién descubierta y hacendosa vecina) que nacen con ese don, y en el fondo es una gozada ir a su casa a comer porque el mantel no tiene manchas, la comida está que te mueres de buena y preparan un café delicioso, hasta puede que te obsequien con galletitas hechas en casa. Es como ir a comer a casa de tu madre pero sin tener que aguantar el discursito de estás muy delgada, no haces más que trabajar y no me gusta tu nuevo novio. Bueno, que no me quede esto machista, igual hay chicos con ese don también, pero no conozco a ninguno, y (lo que es más machista todavía), creo que si conociera a alguno, igual le pondría una sonrisita de medio lado mientras me cuenta lo suaves que le quedan las sábanas con el nuevo suavizante de Aloe Vera que ha descubierto. Será nenaza??

4 comentarios:

  1. Jajajaja, yo no tengo ni idea de cocinar!! quizá eso explique muchas cosas referente a mi soltería. No importa, no sé hacer un sofrito pero escribo un blog, todo no se puede tener!!

    Haremos un club de bloggeras antimarujas ;)

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    1. ¿Qué es un sofrito? ja,ja,ja!! Menos mal que hoy en el súper te lo dan todo hecho. Igual un día de estos también hay maromos a la carta listos para comer ; )

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  2. Yo sí tengo delantal, ¡y lo uso! En cuanto me pongo delante de los fogones o de la pila... pero mi delantal es verde militar con estampado camuflaje, eso da una idea de lo que me supone entrar en la cocina, no? Je, je...
    Por cierto que tengo una muy buena de machismo en otra generación que viene al pelo: mis padres eran médicos con especialidad ambos, pero mi padre, cuando había que rellenar un formulario, a mi madre le ponía de oficio "Sus labores". ¡No te jode!

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    1. Quéfuertequefuertequefuerteeeeeeee. Llámame garrula si quieres, pero cualquier cosa que tenga estampado de camuflaje me gusta (sobre todo los soldados), así que estás perdonada por usar delantal, ja,ja,ja.

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