17.4.13

Con la Iglesia hemos topado



Duele sólo de mirar
Ahora que el Beato Ruizga amenaza con cumplir la primera promesa electoral del gobierno espoleado por las quejas del Venerable e ilustrísimo (que no ilustradísimo) Cardenal Rouco Varela, me he acordado de una cosa.

Ahora que el Beato Ruizga va a legislar cómo, cuándo y cuántos bebés debo traer al mundo con dolor y sin ayudas a la dependencia ni conciliación laboral, me he acordado (además de de su Santa Madre) de una cosa.

Podría explayarme largo y tendido sobre los huevos que tiene el colega para decirnos a las mujeres lo que tenemos que hacer por la gracia de Dios con nuestro cuerpo a estas alturas de feria. Pero ese post se lo cedo a Zenia, que se le dan de narices ese tipo de parrafadas. Lo digo en serio, nena, estoy deseando saber tu opinión.

Me gustan las iglesias. Me refiero al edificio. Me gusta el arte, la arquitectura y la música sacras y me chiflan las catedrales. Cada vez que voy a una ciudad que no conozco, procuro ir a visitar su catedral, sobre todo si esta lleva en pie más de 300 años. Son uno de los pocos lugares en una ciudad donde puedes escuchar tus pensamientos y sentirte en paz por un rato. Cuanto más vieja, mejor. De ahí que entrase a visitar expectante una pequeña capilla cercana a mi casa construída en 1400 y dedicada a Santa Lucía, que llevaba mucho tiempo cerrada por restauración.

1400. Ahí es nada. Esa pequeña capilla ya recogía los anhelos y las plegarias de los infelices que la visitaban antes de que Colón pisara América. Y la tengo al lado de casa.

Entré con respeto, como se debe de entrar a un lugar que no es el tuyo y me puse a mirar las viejas capillas cuyos antiquísimos santos residentes hacían gala de repintados mantos.

Primera capilla de la derecha: Santa Águeda. Torturada por no querer perder su virginidad con un ricachón (ya se había consagrado a Cristo) le cortaron los senos y la arrojaron sobre carbones al rojo. Preciosa estatua, la santa mirando al cielo con el vestido ensangrentado y una bandejita en la mano sobre la que reposan sus recién cortadas tetas.

Altar mayor: Santa Lucía. Esta vivió en la época del emperador Diocleciano. Otra virgen que no quería dejarse llevar al catre. Como no quería casarse, su pretendiente la denució por cristiana y desobediente y el proconsul de turno la mandó torturar y le hizo sacar los ojos pero ella siguió viendo por obra divina. Otra estatua de arrebatadora belleza con la santa con dos boquetes negros en la cara y una bandejita con dos ojos en la mano.

Primera capilla de la izquierda: El Buen Pastor. Se refiere a la alegoría bíblica en la que Dios salva a la oveja descarriada de su perdición reconduciéndola al rebaño. ¡Coño! Eso es lo que quiere hacer el Beato Ruizga con nosotras, corderas descarriadas y abortadoras…Bueno, otra preciosa estatua ante mi. Una representación de Jesucristo después de muerto, que amablemente se abre con los dedos la herida del costado, de la que un chorro de sangre de escayola mana alborozado hasta la boca de un corderito que tiene a sus piés.

LA-PU-TA. ¿Pero qué es esto, una iglesia o la sala del terror de un museo de cera?? Me quedé de piedra. ¿Pero qué mente retorcida había colocado eso allí?? ¿Qué mensaje querían transmitir? ¿Qué clase de iglesia (ahora no me refiero a los edificios) es esta??

Pues mira, aún así salí del lugar con respeto y dándole vueltas a algunas cosas. 1400. Oscurantismo. Les faltaban unos años para que la Inquisición empezara a hacer de las suyas pero ya andaba campando a sus anchas por otros lugares de España. El día a día del común de los visitantes de la capilla por quel entonces debía de estar lleno de miedo, analfabetismo, dolor, tristeza y hambre. Sin entender nada, sin poder acudir a nadie más que a ese dios oscuro y castigador que sólo toleraba obediencia ciega. Con razón las pequeñas esculturas eran tan feas y retorcidas. Tanto como las intenciones del que las mandó poner ahí.

Me niego a convertirme en una esculturita pequeña y retorcida, deformada por la incultura, el conformismo y la obediencia incuestionable. Y ya he parido dos veces y no pienso volver a hacerlo, pero eso no será un ministro el que me lo mande. Y mucho menos el que se lo mande a mi hija. Gilipollas.

P.D. Una idea para una nueva ley, por si se aburre, señor Ruizga. Que sea obligatoria la misa de los domingos bajo pena de ejercicios espirituales impartidos por usted en persona.

4 comentarios:

  1. Pues sí, querida, increíble la desvergüenza con la que los hombres han legislado a través de la historia, acerca del cuerpo de las mujeres. Preparo post, ya.
    Besetes

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  2. buenisimo post, la verdad es que es una verguenza todo. tb me encantan las catedrales desde el punto de vista del arte pero su simbolismo me da ardor. es horroroso como bajo el miedo han manipulado la fe de las `personas durante siglos. y el papel de la mujer es un horror, la iglesia no se renovara hasta q dejen a la mujer las mismas oportunidades q un hombre y eso por mi parte implica q podamos dar misa o dirigir el Vaticano, porque aun no acabo de tener muy claros esos argumentos q dicen q si los apostoles eran hombres es pq Jesus no queria q su iglesia fuera llevada por mujeres, ah claro pero para reclutar monjas para q aren el campo, hagan trabajo sucio y tengan contentos a los curas de antaño (losiento a quien no le guste lo q acabo de insiniuar) para eso si podemos dejar a la mujer... en fin q me caliento jajaj un beso

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  3. Amén, nunca mejor dicho. :)

    Mustang, estoy buscando en tu blog pero no encuentro un email para mandarte "una cosita". Si quieres, escríbeme a espejoweb@gmail.com y te contesto. Creo que te hará ilusión. :)

    Besos.

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  4. Amén, nunca mejor dicho. :)

    Mustang, estoy buscando en tu blog pero no encuentro un email para mandarte "una cosita". Si quieres, escríbeme a espejoweb@gmail.com y te contesto. Creo que te hará ilusión. :)

    Besos.

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