1.10.10

En el país de los ciegos...

Eh!!! Soy oficialmente la tía buena de la piscina. Toma ya!! El que no se consuela es porque no quiere : ))
Ya he comentado que voy habitualmente a nadar. Es bueno para la espalda y para la mente. Me sirve de desconexión y de relax además de ponerme el culo relativamente en su sitio.
En mi piscina, como en la de todo el mundo, supongo, hay de todo. Señoras mayores, abueletes, cursillos, chicas solas o grupitos de amigas, chicos de todo pelaje y condición, y de vez en cuando, Poseidones de espaldas interminables y abdominales de acero que surcan el agua cual fuerabordas.

Estos nadadores son el objeto de mis miradas furtivas cuando se pasean por fuera del agua (tampoco hay que babear en público, es de mal gusto sobre todo para una señora de mi edad y condición) y por supuesto, cuando coincidimos, he de reconocer que alguna vez, alguno de ellos ha reparado ligeramente en mi, quizás necesite gafas el chico, pero en general estos hombres acostumbrados a ser adorados por mujeres igual de espectaculares por fuera que ellos, sólo te miran para ver si les estás mirando.

Desde que volví tras las vacaciones de verano, de estos no ha aparecido aún ninguno. Y he ahí la cuestión, que chicas tampoco hay apenas, y este mediodía me he encontrado con que mi salida de los vestuarios ha sido seguida por unos cuantos pares de ojos ávidos y enrojecidos por el cloro. Ha sido tan evidente que he estado a punto de saludar a la concurrencia, pero ¡tendríais que ver el nivelete!!! Espaldas peludas, calvicies de todo tipo y a ninguno de ellos le daba el banco una hipoteca por 40 años. Ja,ja,ja,ja!!

He mirado a mi alrededor pensando un poco “gracias, gracias, querido público” y me he encontrado con que yo era la única mujer del recinto, exceptuando quizás a un señor mayor muy depilado y amanerado que suele estar en la calle del fondo, al ladito de la sauna.
En fin, el que no se consuela es porque no quiere. Seguro que en breve aparecerá algún nadador impresionante otra vez y podré volver a regocijarme la vista. Al menos no tengo la espalda peluda…

1 comentario:

  1. En el país de los tuertos, tú también eres la Reina… Aunque calvo y con algún que otro pelo en la espalda, no me veo reflejado en los personajes que describes en tu relato. Tampoco soy de los que daba el giro con voltereta al finalizar la calle, ni de los que nada excesivamente rápido, no soy de los que van a admirarse y tampoco necesito gafas. Tan solo soy de los que se fijan en ti, sobre todo cuando sales de la sauna…

    Esta temporada doy el giro al finalizar la calle, nado un poco más rápido y todo esto porque ya no coincido contigo en la piscina…

    Besos, de un tuerto que te echa de menos…

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