20.9.10

También se puede querer a quien no se ha visto nunca

Hoy cedo el sitio a mi amiga Zenia, a la que quiero incondicionalmente y con la que comparto muchas cosas, entre ellas la devoción por la serie Spartacus Blood and Sand, cuyo actor protagonista está gravemente enfermo de cáncer. El resto que lo cuente su pluma, que es mejor que la mía. Besitos, guapa.

Andy Whitfield es como un hermano para mí. Vale, vale, no voy a negar que me haría un duplex con él y Manu Bennet sin dudarlo si tuviera la ocasión, pero he de admitirlo con todo el dolor de mi corazón y otros órganos, está fuera de mis posibilidades ¡qué le vamos a hacer! Así que, totalmente descartado el sexo, puesto que se trata de un hombre guapísimo, con un cuerpo de infarto, al que no conozco de nada, que protagoniza una serie de éxito y vive en Australia, no debería quedar nada que me hiciera sentir algo por él ¿verdad? pues... me temo que algo queda. Como diría el buen Terenci Moix “no hay amor comparable al que se siente frente a la pantalla de un cine”, y en este caso, el actor que nos ha hecho soñar, reír, cabrearnos con los romanos cuando le puteaban y ponernos cachondas, a mí me hace sentir algo más.
El maldito cáncer de Andy Whitfield, que le está haciendo por segunda vez someterse a un dolorosísimo tratamiento, y que amenaza cada vez más en serio con llevárselo de este mundo me duele como me dolió ese otro cáncer de Oriana Fallaci, el asesinato de John Lennon o el plácido adiós de Mario Benedetti. Y me duele porque alguien que me hace sentir, que me conmueve, me hace vivir más intensamente, y no puedo evitar pensar que el bueno de Andy nos ha dejado en su interpretación de Spartacus, jirones de esa vida que ahora se le escapa entre las manos, tal y como ya hicieran Oriana con sus libros, John con sus canciones o don Mario con sus poesías. Aunque en momentos como éste quisiera creer en algún dios, para bien o para mal soy agnóstica, así que me estoy ahorrando horas y horas de rezos, pero cada vez que enciendo una vela o derramo una lágrima por Andy Whitfield me digo a mí misma: ¡VIVE! ¡NO PIERDAS EL TIEMPO! ¡NO DEJES PASAR OPORTUNIDADES! ¡SÉ FELIZ HOY, AQUÍ Y AHORA! Lo único en lo que creo firmemente es en que Andy Whitfield se curará si todos y cada uno de los seres que le amamos somos capaces de aprender esta lección de vida que él y su enfermedad nos están dando.
Si conseguimos vivir y disfrutar a tope nuestras propias vidas, pronto le tendremos otra vez luciendo músculos y manejando la espada como sólo él sabe hacerlo en la segunda parte de “Spartacus: blood and sand”. Chicas y chicos, intentémoslo, creo que el esfuerzo bien merece la pena.
Zenia

No hay comentarios:

Publicar un comentario