Ponte un buen nombre, que es para la posteridad

El otro día vi la película No habrá paz para los malvados. Sí, ya ha pasado por los cines, ya ha salido en dvd, ya ha ganado Goyas, pero ahora mi vida está demasiado en otras cosas como para ir al cine. Hubo un tiempo en que iba al cine hasta 3 veces por semana... Me encanta el cine. Bueno, a lo que iba. Es una película muuuuy buena, seria, contundente, negra y dura, y una de las cosas que me llamó la atención es que estando ambientada en bajos fondos, locales de prostitución, corrupción, y siendo el protagonista el primo serio de Torrente, no sale ni una sola teta ni una sola escena de sexo en toda la película. ¿Ven, señores del cine español? Puede hacerse, en serio, y no pasa nada. No es imprescindible para el correcto desarrollo de la trama que Kira Miró salga en pelotas un par de veces (aunque la audiencia masculina en general lo agradezca) De hecho, aquí ni siquiera sale una tía buena de menos de 25 años para decorar un escenario y todos los actores vocalizan y recitan sus diálogos sin que tengas que salirte de la película para maldecir en arameo cada dos por tres porque no entiendes nada.

Pero lo que yo quería decir sobre todo es que me gusta muchísimo el título.

No habrá paz para los malvados

Dice su director, Enrique Urbizu, que es una cita bíblica, y que sólo con leerla ya se dijo que esa frase merecía una película. Es sonoro, lleno de significado y una sentencia en si mismo. Es una frase para que un marine supercachas se la tatúe en la espalda. Soy una garrula de mucho cuidado en mis fetichismos, lo se, pero imagináoslo sin camiseta haciendo dominadas y con gotas de sudor resbalándole por encima del “malvados” Ahí si que no había paz si lo pillaba yo!! Ja,ja,ja.

¿Y el nombre del protagonista? Santos Trinidad. Qué pasada de nombre. No puedes ser un tipo normal llamándote Santos Trinidad. Estás impepinablemente destinado a hacer algo. O muy honorable o muy depravado, pero no puedes tener ese nombre y ser soso, feo, contable y tenerla pequeña. Está prohibido.

Tu nombre dice mucho de ti. Prueba a llamarte Edmundo Dantés, Leonor de Aquitania, Legolas Hojaverde, je,je. Me chiflan los nombres con significado, que remiten a hechos, a vidas pasadas. Nombres que hacen de quien los lleva una persona especial. Tengo un amigo con uno de los apellidos que más me gusta del mundo. Lacomba. Cuando iba a tener un hijo, barajó por un tiempo si el retoño era varón, la posibilidad de llamarlo Dante. Dante Lacomba. Ahí es nada. Para flipar. Y lo mejor es que siendo hijo de quienes es, habría sido merecedor de tal nombre. Al final fue niña y su precioso nombre de sirena también está a la altura de sus genes, pero durante un tiempo pudo haber sido Dante Lacomba. A mi me presentan a un hombre con ese nombre y me enamoro fijo. Ese tío ha de ser capitán de navío, alto, guapo, misterioso y seguro que la de Tatuaje la escribieron para él un reguero de mujeres desesperadas de amor en puertos de todo el mundo. 

Yo escogí mi nombre cibernético con esa idea. Nombre y apellido. Mustang, como el coche. Mustang Sally, como la canción. Con eso ya puedes hacerte una idea de por donde van mis tiros. 

 Una vez trabajé con un pintor que se apellidaba Mendoza. No recuerdo su nombre, pero sí su apellido. Normal. ¿Alguien compraría un cuadro pintado por García? Otra historieta. Tengo una conocida que, harta de su nombre vulgar, decidió cambiárselo por algo más moderno y artístico. Fanny. No Fani ni Estefanía, sino Fanny. Debió buscar primero el significado de su nuevo nombre, porque resulta que en inglés su nueva identidad significa chocho, y el desgüeve generalizado que se produce entre los receptores anglosajones de sus emails de trabajo es legendario.