Estoy viendo una serie que se llama Arrow. Superhéroe basado
en el personaje de comic Green Arrow, con sospechoso parecido familiar a Batman
y jaco protagonista no menos potente. Stephen Amell. Sí, como dice uno que yo
me sé, si hay por en medio tíos buenos sin camiseta, ¡Mustang se engancha a esa
serie! Lo cual no es del todo cierto, porque no he visto El Barco y me chifla
Downtown Abbey, pero sí, en general, mi amigo no va desencaminado. Después de
un duro día de trabajo y realidad, no hay nada como sentarte en tu sofá a ver
50 minutos de chulazos en una tele de 42 pulgadas y luego acostarte a “soñar
con los angelitos” o pedirle a tu chulazo particular que remate la faena.
Chulazo, je,je, me encanta esa palabra. La aprendí de las chicas de Se lo que
hicisteis.
En cualquier caso, al ver a este tío en concreto pasear sus
increibles dorsales por la pantalla, me he dado cuenta de una cosa que no
tiene, y que le ha hecho perder puntos automáticamente en mis estadísticas de
buenorrez. No me gusta nada como anda. En absoluto. Anda como si montara un
caballo invisible, con las piernas absolutamente arqueadas y con los brazos
demasiado separados del cuerpo, (por culpa de sus increibles dorsales) Esa es
una de las cosas que diferencia a un tío irresistible de un bicho-bola como
Labrador de Gandía Shore, por ejemplo. Pobre Labrador, que insulto para una raza
de perro tan noble y buena que ese madril de increibles dorsales se llame como
ellos…Lo siento, pero el otro día pillé zapeando el programa y ¡me quedé
enganchada como 15 minutos!. ¡¡Qué horror!! Qué montón de petardas y garrulos
juntos!! No sé que era peor, si la cantidad de mierda que tenía la casa, los
tintes de las tías o los pectorales infladísimos de ellos. Eso sí, como te
descuides te quedas paralizado frente a la tele por una cascada de sinsentidos
y patadas al diccionario. Sólo una antes de reconducir esto, que se me va de
las manos: una pava que todo lo que dice lo acaba en “ao” diciendo no se qué
del “Cola-Cado” Sublime.
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Te hacía yo el cura-sana... |
Vale, vuelvo al tema. En estos tiempos de mandriles de
gimnasio que se creen Alain Delon (como si supieran quien es) cada vez creo más
en el poder sexual del carisma. En concreto, uno de los intangibles que más me
llama la atención de mis congéneres del sexo opuesto es su forma de andar. A mi
me puede ligar un hombre sólo con la forma de acercarse, mirándome a los ojos,
de frente, con la cabeza erguida, hombros atrás, seguro de sí mismo…Mi ropa
interior cae a la misma velocidad a la que él se acerca. De hecho, la forma de
andar es algo que me llama la atención hasta en las mujeres, pero en el caso de
ellas, para imitarla, no para levantarme, aplaudir y pedirle hijos al
“caminante” pancarta en mano.
Por supuesto adjunto ejemplo visual de los mejores andares
del cine actual (no voy a poner al que anda mal, evidentemente, si veis la
serie ya os daréis cuenta solos). Estoy aquí para hacer el bien. Daniel Craig.
Este tío a priori no tiene ni la mitad de físico que Mr. Arrow, pero tiene
muchísimo más carisma. Y eso no se estudia. Se tiene o no se tiene. Y a mi letal
Bond, el carisma y la clase le rebosan allende el esmoquin.
Y he aquí para gozo y disfrute de los chulazos que merodean
por estos lares, los mejores andares femeninos. No he visto a una tía andar
como lo hace Charlize Theron encima de la pasarela. Para morirse. Aunque igual
preferirían que nos dejáramos de paseitos y enseñáramos las tetas…En cualquier
caso, si sois de los que piensan que en una mujer mejor dos buenas tetas que
personalidad y carisma, deberíais pasaros por el blog de esta tipa, que leí la
noticia hace un par de semanas y todavía estoy alucinando. Ala, regalito de
navidad. Aliciatetas blogspot o algo así se llama. Para morirse también, pero no
de lo mismo que con Charlize. Igual al Labrador ese le gustaría conocerla…