9.6.14

10 pequeños gestos que me congelan



Que enseñen los dedos de los pies. Si vas a nadar, vale, pero si vas por la calle, a la oficina o al supermercado, nene, ¡los dedos te los quedas dentro de las bambas! Cosa más fea que unos pies de hombre no hay, a fe mía que no la hay.

El pelo sucio. Vale que eres moderno, o heavy, o punkarra o lo que te de la gana, pero el pelo se lleva limpio. Y si lo tienes graso, más aún, y si lo tienes escaso, más aún, y si lo tienes largo, más y más aún. No puedo con la peña que no se lava el pelo, me dan mucha grima. Que hoy no me toca…Yo si que no te voy a tocar, colega, ¡ni con un palo!!

Los pelos espalderos. Ese aguerrido caballero al que le asoma la pelambrera del pechamen…hasta por la nuca. Sé que no es culpa suya, es genético…Sí, igual que nuestra celulitis, qué se le va a hacer, pero a mi me baja la líbido hasta el subsuelo ver una espalda peluda. Y si encima el pobre está calvo, ya me da penita y todo, vaya mala suerte…

Los tíos encogidos. Esos que andan por la vida como ratoncitos, pidiendo perdón por existir, hablando para el cuello de su camisa…Y haciéndose los remolones calladitos desde la última fila todo acaban consiguiendo las cosas a rebufo del trabajo de otros. No les pillo el truco. No sé si son patológicamente tímidos o tienen un morro que se lo pisan. En cualquier caso no me gustan nada. Conozco a uno que tiene una hija, y creo que sólo tiene una porque nunca más recordó el camino que debía seguir para meterla. Joder qué cruz de hombre!!!

Que dejen los objetos personales encima de la mesa para vacilarte de pasta. Te tomas unas cañas con uno y te suelta sobre la mesa del bar el Iphone 27, las llaves del Audi y la cartera de piel de bicho en peligro de extinción. Es para que no le haga bulto en los bolsillos del vaqueo Ralph Lauren. Puaaaaaj, que vomito.

El hurgamiento de nariz en los semáforos. ¡¡Que te veo!!! Que si yendo en coche te veo, yendo en moto, a medio metro de tu ventanilla bajada por la que oigo a todo trapo el carrusel deportivo, el espectáculo es dantesco!!! Con esos dedazos llenos de pelos excavando cual taladradoras en unos orificios nasales más llenos de pelos todavía, que cuando sacan el dedo y se enfrascan en convertir el alien en una esfera perfecta y proyectable me dan ganas de chillarle: ¡¡no lo tires en esta dirección, que soy madre de familiaaaaaaaa!!!

Hace unos años estuve en una reunión de trabajo con mi jefe. Cuando entramos, me presentaron a los tres señores con los que íbamos a tratar. Yo, muy profesional y educada, les tendí la mano, y los tres, me la estiraron para acercarme a ellos y darme dos besos. Como 5 minutos después llegaron los arquitectos. Un hombre y dos chicas más o menos de mi edad y bastante feas, a las que los tres señores dieron la mano delante de mis narices con toda su cara cuando se las presentaron. Ese tipo de gestos me dio arcadas entonces y hoy me las sigue dando.

Los que se ponen pulpos cuando se emborrachan. Sobre todo los que son todo correción y distancia cuando van sobrios. Un gesto tan simple como tomarte de la cintura cambia como del cielo a la tierra después de media docena de cubatas. Y no me gustan los cubatas.

Esa forma de sentarse tan masculina como si tu polla fuera la más grande del mundo y te impidiera cerrar las piernas ni siquiera un poco. Desparrame total en la silla de la terraza del bar, aireamiento extremo de genitales, piernacas intimidando a tus compañeros de mesa en plan Aquí estoy yo y mis huevos, y si nos os gusta, os marcháis. Ufff, no le caerá una maceta del balcón de arriba....

Yo no soy precisamente la más fina del planeta, pero si en cada frase que me digas has de incluir la palabra puta...No esperes incluir mi teléfono en tu chorbagenda de putitas, gañán.

20.5.14

El polvo culpable



Hay un programa en Discovery Max que se llama Fast n’Loud. Para aquellos que no lo conozcan, es una especie de reality y sigue las peripecias de un taller mecánico de Texas llamado Gas Monkey que se dedica principalmente a comprar coches clásicos, restaurarlos y venderlos.
Yo lo veo siempre que puedo. Salen coches alucinantes, me río mucho porque están todos como cabras, y…El dueño del taller es mi polvo culpable.

Richard Rawlings. Es un señor de la América profunda, apasionado del dinero, los tatuajes, la cerveza y sobre todo los coches. Es un garrulo de campeonato que siempre está pasándose la mano por el tupé para ver si la gomina sigue en el sitio. Su mantra es ganar dinero, tiene una barriguita incipiente y no sé de qué podríamos hablar cuando agotemos el tema: Richard, cuéntame todo lo que sepas de los Fords Mustang de entre 1967 y 1973. Todos sus colegas son border line (excepto quizás el de la barba a lo ZZ-Top, ese parece un poco más centrado) y hasta la Harley que lleva es demasiado límite. Tiene pinta de ser un paleto de cuidado.


Peeeeeeeero, excepto el cerebro, el resto de partes de mi cuerpo opinan que tiene una actitud que me pone muuuuy berraca.

Ese pelazo que es un escándalo, la perilla, la manera de llevar las gafas de sol, su forma de conducir, de andar, de chulear a todo el mundo. Esos brazos llenos de tatus, los anillacos de calaveras, la cadena colgando de los vaqueros, la sonrisa torcida, la pose…Sí, sí, un carro clásico y macarra es espectacular, pero si me recoge haciendo auto stop en una carretera solitaria un canalla como este en uno de esos, yo no necesito que me lleve a un hotel, con el asiento trasero del Shelby me apaño, y eso que mi elasticidad ya no es la misma.

Espera, Richard, no, casi mejor nos vamos a un motel de esos de Texas en los que hasta las camas de niño son king size y nos aliviamos allí, que me da que tú tampoco tienes edad para contorsionismos y esto es un polvo culpable, así que no quiero acabar en urgencias por culpa de tu lumbago . Eso sí, cuando me tires con una de esas manazas sobre la cama para darme lo mío y lo de mi prima, deja el Mustang en la puerta, porfa, que lo vea yo desde la ventana, y no te me quites para ejecutar el asunto ni las gafas de sol, que me desmontas el mito y una es fetichista para según qué cosas.
Y cuando el sol se levante, un “nos vemos nena” y te me piras andando despacio hasta el coche para desaparecer de mi vida sin que nadie se entere de que he mancillado mi caché de jacos perfectos con un paleto de la América profunda que no sé a santo de qué hace que me tiemblen las piernas casa vez que toca el cambio de marchas de su joya de cuatro ruedas.

27.4.14

El curioso mundo de la bisexualidad



Viernes noche. 8 hombres, 2 mujeres, nadie pareja de nadie. Han vuelto a mi vida las cenas de colegas de curro. Una enorme mesa redonda llena de comida. La cerveza corría rauda desde hacía más de una hora. Muchas risas y colegueo. Buen rollo, la verdad. Y como pasa siempre, la conversa sube de tono poco a poco y acabamos hablando de sexo. Tema 1: fetichismos varios. Al final resulta que todo el mundo tiene uno (por favor, si son tan amables los lectores, dejen al final un comentario compartiendo el suyo, y así ampliamos horizontes) Lo dicho. A uno le chiflan las ejecutivas estiradas con traje de chaqueta. Otro no puede ir al hospital ni de visita porque las enfer
meras y doctoras le ponen malo. Otro se siente culpable porque no puede dejar de mirar a las colegialas de minifalda tableada, esas a las que les queda muy estrecho y corto el uniforme pero sus padres no les compran otro porque total les queda este curso nada más en el colegio…Por supuesto, yo compartí mi pasión por los policías nacionales, a ser posible, de la UIP, y la otra colega, casada y con hijos, muy guapa y liberal ella, me mira a los ojos y suelta con toda naturalidad: A mi me gustan de vez en cuando las mujeres. Por ejemplo, a ti te besaría ahora mismo.

El tío de su derecha se atragantó, el de su izquierda soltó un ¡no digas eso que me pongo maloooo!! Y todos empezaron a jalearnos, a pedir el beso y a aporrear la mesa cual vikingos. Yo por mi parte, le sostuve la mirada un par de segundos, le sonreí y supongo que me sonrojé, porque ella paró el tema con un condescendiente: dejadlo estar, que a ella no le va este rollo…

El resto de la cena continuó sin incidentes. Luego seguimos cerveceando en un garito y al final recalamos en una discoteca cercana en la que todo eran modernos con gafas de pasta que bailaban emocionados canciones de Michael Jackson de los 70 y cosas por el estilo. Yo hubiera preferido un local algo menos limpio y con más guitarras eléctricas, pero bueno, dada la frecuencia de mis desmadres nocturnos de un tiempo a esta parte, el mero hecho de no ver niños alrededor me bastaba. Muy buen rollo, bailamos mucho, charlamos, nos reímos y el tema no volvió a salir ni de refilón.

Y al día siguiente, tras superar la resaca, me vino el momento reflexión. Me descolocó mogollón el comentario. ¿Quedé como una pardilla por no hacerme la bisexual yo también? Chica, es que no lo soy…Pero en el fondo creo que me aturullé no por lo que dijo, sino por cuándo lo dijo. La verdad es que nunca me he cruzado con una mujer que me haya inspirado instintos carnales, así frente a frente, pero creo que si me la encontrara, no se lo diría delante de una horda de maromos medio bebidos…Del mismo modo que si me apeteciera besar a uno de ellos tampoco se lo diría en público. Igual ni se lo diría. Cuando estuviéramos en el local más oscuro y abarrotado posible, esperaría a que fuera solo a pedir a la barra, le seguiría discretamente y allí, mientras una mano recorre lentamente su espalda de arriba abajo, sin la más mínima intención de detenerse cuando esta acabe, le haría saber mis pretensiones susurrándole al oído, al tiempo que procuro pegar a su cuerpazo la mayor parte posible del mío. Y que Dios reparta suerte.

Supongo que quedé como una mojigata o algo por el estilo por no entrar al juego, pero permítanme justificarme con el hecho de que siempre he sido mujer de acción. Una cosa es que diga en este foro lo que le haría a Daniel Craig si lo pillara por banda, pero en la vida real, sé que si miro a los ojos a alguien y le digo con actitud provocativa: Te besaría ahora mismo, es porque ya me tiene a escasos centímetros de su boca, la situación está a huevo, y el sujeto de mis anhelos sólo se librará del bocao si me aparta, pero no para poner cachondos a los que tengo alrededor y a otra cosa, mariposa. Que me consta, por el par de centímetros que se elevó la mesa después del susodicho comentario, que lo hizo, ¿hicimos?

P.D. Vaya, es la primera cena de empresa a la que voy y me tira los tejos una compañera, aunque sea de farol.

21.4.14

Nota de agradecimiento

Querida Babilonia,
No te conozco y me caes bien. No nos hemos visto nunca, tienes pinta de tener como 10 años menos que yo, nos movemos en mundos distintos, pero no sé por qué, me caes muy bien y te doy las gracias por estar por aquí y dejarme formar parte de tu mundo.
Me pasa lo mismo con Torpe Man, al que adoro a través del ciberespacio desde hace muchos meses. Lo imagino mucho más guapo de lo que él mismo se cree. También me gusta lady Sparrow, misteriosa, dulce y tremendamente sensible, la recién descubierta y pizpireta Dorotea, el sabio Euclides, la Gran Pandora, la divertia y siempre acertada en sus comentarios Rita, y el desaparecido Macarronazo, inmenso aunque ya no frencuente ni mi blog ni el suyo propio.
A otros no los nombro porque también forman parte de mi vida real, y al resto de los que pululan de manera más o menos frecuente por este rincón chorra y superficial, no puedo darles las gracias de uno en uno porque no sé lo suficiente sobre ellos, pero también me encanta su compañía.

Dicho esto, la mejor profesora de español que van a encontrar nunca los adolescentes teutones, me ha dado un premio Liebster. No es el primero que recibo, pero la última vez que me lo dieron no pude cumplir con los requisitos, así que pido disculpas a la amable seguidora a la que no traté como debía.

Esta vez voy a contestar al menos a las preguntas que propone Babilonia, para tenerla entretenida un rato al menos y que deje de pensar en lo que le haría al Pantera si este tuviera 5 años más y no fuera su alumno ;)

1. Todos empezamos nuestro blog por distintas razones. Pero… ¿por qué continúas con él?
Porque todavía me siento identificada con el propósito del mismo. Tomar una cervecita con amigas mientras hablamos de lo primero que nos viene a la cabeza para reirnos un rato y desconectar del curro y los pañales.

2. ¿Por qué razón dejarías de escribir tu blog?
Porque uno de los tíos buenos a los que he dedicado posts me secuestren para llevarme a una isla desierta sin conexión a internet. Uno o dos. Con más de dos ya me aturullo, pero con dos a la vez me apaño.

3. ¿Cuál es tu truco para aguantar bien el día?
Reirme mucho. Y mirarle el culo al camarero del bar que me sirve el café por las mañanas. Ummmm...

4. ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta?
Je,je, Las dos cosas del punto 2 y un montón de crema depilatoria. Ya que ellos se lo curran, al menos que yo esté ideal...

5. ¿Qué libro de tu infancia crees que te ha marcado más?
A esta no puedo contestar gilipolleces, que para mí la lectura es un asunto muy serio. La Historia Interminable. Me abrió con 9 años las puertas de la Literatura Fantástica y todavía no las he cerrado, a mis taitantos...

6. ¿A qué personaje histórico te gustaría conocer?
A unos cuantos pintores de siglos pasados. ¿Brad Pitt se considera ya personaje histórico?

7. Si pudieras ser un animal, ¿cuál elegirías?
Un dragón plateado. Toma frikada para los fans de Dragonlance ;)

8. ¿Escribes fuera de tu blog?
Solo en las puertas de los baños.

9. Si pudieras tener algún superpoder, ¿cuál elegirías?
Superseducción, para ligarme al superhéroe que me apeteciera cuando y donde me apeteciera. Esas mallas iban a durarte puestas segundos, Henry Cavill. Grrrr....

10. ¿Cuál es tu juego favorito? (De mesa, videojuego, de ordenador, de patio del recreo, me da igual)
Jugar al escondite con mis hijos. Siempre me escondo en los mismos sitios, y me parto al ver la cara de desesperación del mayor porque soy una sosa sin imaginación (si él supiera, je,je) y la de flipada de la pequeña porque ¡me ha encontrado!

11. ¿Qué lugar del mundo necesitas conocer imperiosamente antes de morir?
Nueva Zelanda. Yo no me muero sin ir a La Tierra Media, aunque sea de cartón piedra.

Y no nomino a nadie, porque sois los mismos a los que he nombrado arriba, y ya sabéis que por mi, os merecéis un premio todos.


31.3.14

10 pequeñas cosas que me derriten



Que se despidan con un guiño.
Mira que es sencilla la cosa, pero que un tío pase por mi lado y en lugar de decirme adiós, me guiñe un ojo con gracia, me sigue sonrojando como a una quinceañera. Aunque sea feo. Si guiña el ojo con gracia, me derrite.

Intuir el principio o el final de un tatuaje que asoma de pronto bajo una prenda de ropa. Esto me lo pegó el canalla de George Clooney en Abierto hasta el amanecer con eso que le asomaba por el cuello de la camiseta. Desde entonces, cuando un movimiento no premeditado del sujeto deja a la vista unas líneas hasta el momento desconocidas, me derrito y paso a imaginar inmediatamente cuántos más tendrá y dónde.

Unos Levi’s 501 desgastados. Esos que fueron oscuros cuando los esternó y que ahora están desgastados no donde el diseñador diga, sino donde su dueño los ha pulido a lo largo de los años con sus idas y venidas. Esos que ya han cogido la forma de tu culo perfecto y te quedan como un guante, Hombretón!

Ese es el gesto. Lo inventó Él.
Un motorista parado en un semáforo que se lleva la mano del embrague al muslo. Como encima lleve una motaza de las que me ponen tonta, la que desembraga es una servidora. Y él ahí, con el casco puesto y la mirada al frente, sin enterarse de na.

Otra de motos. Ver a un tío chafardeando con la suya, metido en harina, llave en mano, sudado (sólo un poco, tampoco nos pasemos) y sucio de grasa (lo justo para arrancarle la ropa y llevarlo a la ducha) maldiciendo en arameo porque la bujía se ha jodido otra vez. Y volviendo al punto anterior, como encima sea una Triumph o una Harley de las viejas, dame palomitas que ya tengo sesión de tarde

El gesto de sacarse la camiseta agarrándola desde
la parte trasera del cuello. Nosotras nos la quitamos desde abajo. Cruzamos los brazos hasta la cadera opuesta y la elevamos volviéndola del revés. Ellos levantan los brazacos, la cogen del cuello y estiran hacia arriba y van apareciendo los abdominales de dos en dos despaciiiito. Así se ahorran por un lado el volverla del derecho, y por otro, los preliminares conmigo.

Raylan, me pones mucho, quelosepas.
Este es muy garrulo, lo reconozco, pero si eres de la zona y sabes llevarlo, es lo más. Me derriten los tíos con sombrero stetson (el vaquero de toda la vida, vamos) Para gustos los colores, y a mi me derrite el gesto de tocarse el ala del sobrero para saludar a una señora….antes de enseñarle la placa de Marshal y llevársela esposada. Ay, Raylan Givens, cuanto has hecho por mejorar más de una noche de soledad de esta que suscribe…

Beber cerveza directamente del botellín cogiéndola por el cuello. Las jarras son para alemanes rechonchos. Los hombres beben de la botella. La cerveza, el bourbon y la leche. He dicho.

Las botas Panama Jack. Oscuras, altas y un poco gastadas. Las lleva un tío que se mueve, que se ensucia, que no suele andar por mármoles y alfombras.

Los tíos que hablan poco. Así, tal cual. Me derriten los silenciosos que en lugar de decirte que bonitos ojos tienes, te besan.

9.3.14

Esas mujeres a las que no les gustan los hombres



The Women. George Cuckor. Ni un tío en toda la película.

Seguro que todos conocéis alguna. Y no, no me refiero a las lesbianas, me refiero a esas mujeres heteros a las que no les gustan los hombres aunque estén casadas con uno.
Yo conozco a unas cuantas, y no las entiendo, no me cabe en la cabeza cómo pueden apañárselas, porque a mi me encantan, me chiflan, me pierden, me encandilan, me entusiasman los hombres.

Este tipo de mujeres suelen trabajar codo con codo con otras mujeres, rollo departamento de administración y sólo se relacionan entre ellas. Toman café ellas solas, comen en corrillo y no tienen más contacto con sus congéneres masculinos de trabajo que cuando se cruzan por las escaleras. Hay una cena de empresa y se sientan todas juntas en una mesa sólo de chicas. Van al gimnasio pero hacen pilates o yoga en una clase donde sólo hay mujeres. Dejan a los niños en el cole y se van todas juntitas a tomar café al bar de la esquina. Quedan con más parejas a cenar y se sientan todas juntas a un lado de la mesa y sus maridos en la esquina opuesta y no tienen una conversación en común en toda la noche. Y en cualquiera de las situaciones descritas anteriormente, su tema es casi siempre el mismo: o lo agobiadas que están por sus hijos, que se portan fatal y ya no saben qué hacer con ellos, o lo hartas que están de sus maridos.

No se si es la pescadilla que se muerde la cola, pero como no tratan con tíos habitualmente y les viene justito soportar al que tienen cerca, cuando están con uno, lo tratan como si fuera un crío o gilipollas, o si es guapo, como si fuera un crío gilipollas, o si está muy bueno, le entran a saco tan descaradamente en grupo como si el colega fuera un cacho de carne de ternera gallega que el pobre se va asqueado y con un par de chupetones a medio hacer.

No las entiendo. Yo tengo muy buenas amigas mujeres, me encanta hablar de trapitos y maquillaje, y cuando me pongo romántica, me gusta bailar una lenta mirando a los ojos al dador de mis orgasmos como a la que más, pero me encantan los hombres. Me han gustado siempre, y no sólo para llevármelos a la cama.

Y ahora voy a generalizar a saco basándome en los hombres a los que he querido como amigos o como amantes. Mis hombres del alma son sencillos y sinceros. Sencillos, que no tontos. Para ellos el blanco es blanco, ni roto, ni hueso, ni marfil y cuando te dicen que no les pasa nada, te puedes ir tranquilamente al cine con tus amigas que no les pasa nada y no te espera una venganza del 12 durante las próximas 6 semanas. Saben de motos, de superhéroes, de música rock…Me encanta estar con ellos cuando están a sus anchas. Me río muchísimo y me da un subidón de autoestima cuando noto que conecto con ellos, que están agusto en mi presencia y me tratan como a uno más. Son fuertes, varoniles, valientes, te tratan como a una igual pero sabes que si las cosas se ponen feas se van a partir la cara por defenderte porque eres su colega, y puede que a una novia le pongan los cuernos, pero a un colega lo seguirán hasta el infierno, porque los tíos son así.

Yo no puedo vivir lejos de ellos. Me encanta trabajar con ellos, bromear con ellos, tomar cervezas con ellos, ver en acción sus espaldas descomunales cuando las tienen, y si no las tienen, ya les encontraré algo que me guste: hoyuelos en la sonrisa, sentido del humor, un cerebro brillante, andares de gato, mirada de malo de comic. Me entiendo bien con ellos, siempre lo he hecho. Raro es el tío que me conozca y no me soporte. Raro es el tío al que yo conozca y no me guste de un modo u otro. Bueno, sí, los  que creen que el dinero todo lo puede, los trepas engominados que sólo aspiran a tener poder y un coche caro. Esos ni saben de superhéroes ni toman cerveza en garitos con desconchones en las paredes. Esos no me interesan en absoluto.

15.2.14

Disección de un pagafantas


Adivina adivinanza...¿Quien es el pagafantas?

Pues sí, nunca es tarde para aprender cosas, y yo aún no había tenido la oportunidad de ver de cerca cuáles son las cualidades masculinas que convierten a un hombre en pagafantas. Si alguna vez he convertido a alguno de mis amigos en esa clase de espécimen, juro y perjuro que no era consciente. Desde que empecé a gustar a los tíos, cuando he dejado que alguno se me acercara más de lo políticamente correcto era porque yo también tenía intenciones aviesas hacia él y si ha sido mientras yo tenía pareja, he procurado dejar claras cuanto antes las condiciones de nuestra relación para que no se llevase a engaño. Bueno, vale, en un par de ocasiones pasó que a pesar de tener pareja yo también tenía intenciones aviesas, pero diré en mi descargo que acabamos liados, así que lo suyo no fue pagafantismo!

Pero ahora he conocido a uno, y llevo unas semanas estudiándolo cual ratoncito de laboratorio en un laberinto. Así que ahí van mis conclusiones sobre el tema en tres sencillos puntos.

Punto uno. Se dice que un pagafantas es un buen tío, pero esto no es exactamente cierto. No es un capullo, pero tampoco un pedazo de pan que haría lo que fuera por ti sin pedir nada a cambio. En el fondo es egoísta, porque todo lo que te hace lo hace porque quiere sexo contigo. Todo lo que te aguanta, lo que te lleva y te trae, lo que te invita, no es porque disfruta de tu compañía o por hacerte feliz, es porque quiere meterse en tu cama, y no tiene huevos para decírtelo a la cara.

Punto dos. Un pagafantas de manual es un pesado y le da igual cómo te sientas tú mientras pueda estar cerca de tus tetas. No se da cuenta de que eso auyenta a las damas más aún que el olor corporal. Ejemplo que he visto yo con estos ojitos que se han de comer los gusanos (qué frase más bizarra) este mes, de un tío con los 30 cumplidos: al pagafantas le mola una tía que juega al tenis como él, así que la machaca durante semanas para quedar a jugar, y ella al final cede pero mejor llamamos a alguien más y jugamos dobles, que es más divertido…Primera señal clara que cualquier tío que vale la pena pillaría: no quiere quedarse a solas contigo. Pero él está encantado, ¡por fin ha logrado quedar con ella!
Ok. Ella se encarga de buscar a otra pareja para el partido, que casualmente son dos tipos más monos que el pagafantas. Ella no tiene raqueta, y se la pide a uno de los guapos (a ti, que eres el organizador NO, a otro, dato que un tío que folla gratis habitualmente notaría y tendría en cuenta pero el pagafantas ni huele) El guapo no tiene más que una y se lo comenta al pagafantas que raudo responde: ¡Yo sí tengo! Voy a llamarla y me paso por su casa a llevársela! ERROOOOR. Ella no quiere que se la prestes tú, aunque le hayas dicho una docena de veces que tienes raquetas de sobra, que puede ir a tu casa a recogerla y que la acercas al polideportivo en coche.
¿Cuál será la deriva de los acontecimientos entonces? Pues que si la única manera que tiene ella de jugar al tenis con el guapo es pasar por el aro con el pagafantas, irá a su casa, se dejará prestar la raqueta y llevar al polideportivo para pasarse después toda la tarde ignorando al pobre plasta. Y este acabará mosqueado, con lo amable y atento que ha sido con la desagradecida. Luego le digo de tomar algo los dos solos y así enderezo la situación….¡¡Tío que no aprendeeeees!!! Y esto nos lleva al punto tres.

Punto tres. Un pagafantas no sabe cuando parar, porque no tiene autoestima. Si la tuviera, se encararía con la tía y le diría: “Mira Maripili, me pones muchísimo, y quiero saber si yo a ti también porque me muero de ganas de que me dejes entrar en tu dormitorio. Te aseguro que no me vas a dejar salir de él”. Y si ella dice “no, gracias” pues a otra cosa, mariposa. Pero como no tiene huevos para hacer eso, opta por la táctica de estar pegado a ella con cualquier excusa hasta que caiga entre sus bracitos flacuchos como una manzana pocha de un árbol (iluso). O lo peor de lo peor, que intente tirarte bocao directamente en lugar de DE-CIR-TE-LO porque hay poca luz y estáis solos (aunque sea en un túnel yendo a casa en bus después del curro y no venga a cuento ni de coña). Cobra segura. Al final, lo que ocurre es que ella cada vez se siente más incómoda con su presencia, porque como el tío en realidad ni se insinúa, ni se decide a poner las cartas sobre la mesa, ella tampoco le puede decir: “tío, no tienes nada que hacer”, porque él incluso podría ofenderse. Es como el perro del hortelano pero en calamar. Porque esa es otra, no hay pagafantas atractivo, es un hecho. Suelen estar tanto por el físico como por la personalidad en la zona gris del que no es nada en concreto. Esas personas que no sabes como describir porque no hay nada en ellos que llame la atención.

Pero no se trata sólo de que sean feos, eso es una estupidez, porque tengo comprobado que SÍ hay hombres de bandera feos como orcos que se encaran con la dama que les gusta cual caballeros medievales y si se caen, lo hacen con todo el equipo, pero se levantan con dignidad. Lo hice y salió mal, pero lo hice. Esos me merecen todos los respetos. Un pagafantas, ninguno.