Que se despidan con un guiño.
Mira que es sencilla la cosa, pero que un tío pase por mi
lado y en lugar de decirme adiós, me guiñe un ojo con gracia, me sigue
sonrojando como a una quinceañera. Aunque sea feo. Si guiña el ojo con gracia,
me derrite.
Intuir el principio o el final de un tatuaje que asoma de
pronto bajo una prenda de ropa. Esto me lo pegó el canalla de George Clooney en
Abierto hasta el amanecer con eso que le asomaba por el cuello de la camiseta.
Desde entonces, cuando un movimiento no premeditado del sujeto deja a la vista
unas líneas hasta el momento desconocidas, me derrito y paso a imaginar
inmediatamente cuántos más tendrá y dónde.
Unos Levi’s 501 desgastados. Esos que fueron oscuros cuando
los esternó y que ahora están desgastados no donde el diseñador diga, sino
donde su dueño los ha pulido a lo largo de los años con sus idas y venidas.
Esos que ya han cogido la forma de tu culo perfecto y te quedan como un guante,
Hombretón!
Ese es el gesto. Lo inventó Él. |
Un motorista parado en un semáforo que se lleva la mano del
embrague al muslo. Como encima lleve una motaza de las que me ponen tonta, la
que desembraga es una servidora. Y él ahí, con el casco puesto y la mirada al
frente, sin enterarse de na.
Otra de motos. Ver a un tío chafardeando con la suya, metido
en harina, llave en mano, sudado (sólo un poco, tampoco nos pasemos) y sucio de
grasa (lo justo para arrancarle la ropa y llevarlo a la ducha) maldiciendo en
arameo porque la bujía se ha jodido otra vez. Y volviendo al punto anterior,
como encima sea una Triumph o una Harley de las viejas, dame palomitas que ya
tengo sesión de tarde
El gesto de sacarse la camiseta agarrándola desde
la parte
trasera del cuello. Nosotras nos la quitamos desde abajo. Cruzamos los brazos
hasta la cadera opuesta y la elevamos volviéndola del revés. Ellos levantan los
brazacos, la cogen del cuello y estiran hacia arriba y van apareciendo los
abdominales de dos en dos despaciiiito. Así se ahorran por un lado el volverla del
derecho, y por otro, los preliminares conmigo.Raylan, me pones mucho, quelosepas. |
Este es muy garrulo, lo reconozco, pero si eres de la zona y
sabes llevarlo, es lo más. Me derriten los tíos con sombrero stetson (el
vaquero de toda la vida, vamos) Para gustos los colores, y a mi me derrite el
gesto de tocarse el ala del sobrero para saludar a una señora….antes de
enseñarle la placa de Marshal y llevársela esposada. Ay, Raylan Givens, cuanto
has hecho por mejorar más de una noche de soledad de esta que suscribe…
Beber cerveza directamente del botellín cogiéndola por el
cuello. Las jarras son para alemanes rechonchos. Los hombres beben de la
botella. La cerveza, el bourbon y la leche. He dicho.
Las botas Panama Jack. Oscuras, altas y un poco gastadas.
Las lleva un tío que se mueve, que se ensucia, que no suele andar por mármoles
y alfombras.
Los tíos que hablan poco. Así, tal cual. Me derriten los
silenciosos que en lugar de decirte que bonitos ojos tienes, te besan.